martes, 18 de noviembre de 2008

Pedro Álvarez


La crucifixión es el símbolo del final de una vida, representación del miedo al que todos nos dirigimos, la muerte, certeza absoluta que borra toda esperanza de vida, todos sucumben ante ella, puede ser superada, pero nunca vencida.


La diferencia consiste en dos sistemas de pensamientos diferentes, uno basado en la dualidad del bien y el mal, para que el bien triunfe el mal debe ser vencido, pero aunque así sea, dentro del bien surgirá de nuevo el propio mal, y el ciclo volverá a iniciarse, y así eternamente.
El otro sistema consiste en la luz y la oscuridad, ya no hay lucha, la luz no destruye la obscuridad, simplemente son incompatibles la una es la ausencia de la otra, cuando una aparece la otra se retira.

Si se lucha con la muerte se reconoce su existencia por lo tanto es imposible vencerla, pero si dejamos que la verdad se manifieste, la mentira desaparece, la vida es eterna y atemporal, la muerte es una idea que la vida experimenta cuando se cree en ella.

Todo es amor, puedes amar la muerte o amar la vida, en esa decisión obtienes el resultado, la vida es real y solo puede ser experimentada ahora, la muerte requiere de un desarrollo por eso necesita tiempo para ser percibida.

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